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4 de febrero de 2017

Vicente Piedrahita Carbo

(Daule, el 22 de junio de 1833 - La Palestina, 04 de septiembre de 1878)

"... su afán de cultura y sus grandes arrestos de escritor, se puede afirmar que su poesía quedó en ciernes. Obedeció al impulso romántico tan acorde con su generosa naturaleza, hecha a vibrar en torno a todo lo que significa misterio, infinitud, vastos horizontes, lejanías llenas de perspectivas fantásticas; es decir, a todo lo que anuncia libertad, vuelo amplio, espacios nuevos, esperanzas ilimitadas".


Nació en Daule, el 22 de junio de 1833. Fue abogado, político, diplomático, orador y poeta. Luego de sus estudios en Guayaquil y Quito tras graduarse de doctor en jurisprudencia, incursiona en la política.  Encargado de negocios del Ecuador, Gobernador del Guayas y Ministro. Precandidato a la presidencia del Ecuador por dos ocasiones. Fue asesinado la noche del 04 de septiembre de 1878, en su hacienda La Palestina. Recuperamos algunos de sus versos.


Amor y desesperación

¡Amar sin esperanza y con delirio, 
comprimir en silencio una pasión...! 
No puede el mismo Dios otro martirio 
más terrible imponer a un corazón. 

¿Por qué te vi, para tormento mío, 
por qué un instante nos juntó la suerte, 
¡ay!, si es verdad que mi destino impío
 de ti me ha de apartar hasta la muerte? 

El alma, apenas la visión primera 
logró de tus hechizos adorables, 
te idolatró febril, voló a otra esfera 
y se inebrió en delicias inefables. 

Lo porvenir y cuanto fue; el presente, 
la gloria, la fortuna, el mundo, el cielo, 
todo en tu ser lo abisma, y piensa y siente 
que siempre fuiste su infinito anhelo. 

Su luz, su numen, su virtud, su ciencia, 
su encanto, su ilusión, su poesía, 
que no es sin ti posible la existencia 
y al universo el alma faltaría... 

Fue que halló figurado en tu hermosura 
el tipo eterno, su ideal divino, 
y al corazón mostraba tu luz pura 
el vaticinio interno del destino. 

Te vi y por eso te adoré; ignoraba 
tu nombre mismo, condición y estado, 
pero una voz mentida me gritaba: 
«¿Ves lo que el cielo para ti ha creado?». 

¡Sarcasmo horrible de la suerte impía, 
burla infernal que tarde he conocido...! 
¡Ay! ¡para siempre adiós, oh tú que un día, 
un solo instante, mi ventura has sido! 

Dolor y amor sin fin, tormento eterno, 
suplicio atroz de mi ideal divino... 
¡Ángel... ¡tal vez! ¿fue el genio del infierno 
y no Dios quien te puso en mi camino?


Ximena Flores Venegas
04-02-17

Fuentes

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